Amigos de este Blog

martes, 27 de septiembre de 2011

DECÁLOGO DE “LA VERDAD” DE UN PROFESOR CRISTIANO


1.- Impone no “su verdad” sino que propone la VERDAD auténtica. Es consciente de que él/ella no es la verdad sino que, con su testimonio, palabra y obra, anima a buscarla y encontrarla.

2.- Enseña a elegir caminos libremente a sus alumnos. El profesor, porque sabe que en la VERDAD está la libertad, no utiliza el imperativo para descubrirla.

3.- Es respetuoso con el ritmo de sus educandos y, sobre todo, sabe valorar otras instancias en búsqueda de la VERDAD: la familia, los amigos, el ocio, etc.

4.-Vive lo que propone y, en sus actitudes, se intuye que cree lo que dice. Una VERDAD, bajo el paraguas de una vida vacía, hace más difícil el interés por sumergirse en los caminos que conducen hacia una realidad trascendente.

5.- En el ejercicio de la búsqueda de la VERDAD intenta ser sincero. Ser sincero no es lo mismo que “decirlo todo”. Muchas veces las actitudes hablan por sí mismas. Descubren la sinceridad o la hipocresía de nuestra existencia.

6.- Intenta amoldar su expresión externa con su vivencia interna. La VERDAD se manifiesta claramente en la coherencia entre lo que se piensa, se hace y se dice. Los alumnos ven en el testimonio de un profesor el mejor lenguaje para definir su propia vida.

7.- Reflexiona y se actualiza a la luz de la técnica, de la razón y también de la fe. Una sociedad cambiante (con alumnos diferentes) exige también un esfuerzo de crecimiento personal, de conocimiento de los nuevos paradigmas educativos en aras a descubrir a los educandos la VERDAD de su futuro.

8.- Ser cercanos no es lo mismo que “ser amigos”. La VERDAD exige educar en ese gran valor. No siempre es una opción fácil. Por ello mismo la honestidad juega un papel fundamental: ser honesto conmigo mismo es ser persistente, perseverante en inculcar unos valores irrenunciables en nuestra educación humana y cristiana.

9.- Ley conocida no es lo mismo que ley vivida. En un profesor, con criterio cristiano, ha de existir un acorde perfecto entre lo que se enseña y se practica. Un gesto vale más que mil palabras. La mejor aula y la mejor de un educando es precisamente la vida misma del profesor.

10.- La gran VERDAD de un profesor cristiano es el Creador: Dios. Hacia Él tiende todo. Sin Él no entendemos nada. Nuestra sabiduría, ciencia, conocimiento, inteligencia o consejo, están sustentadas en Él. Y, porque sabemos que hacia Él vamos, educamos con Él, en Él y para Él.

No hay comentarios: